As Fillas Bravas: “Nadie esperaría que tres mujeres mayores de aldea fuesen llamadas para abrir esta fiesta del teatro”

Hace ya más de diez años As Fillas Bravas se dieron a conocer en una actuación en la sala Salasón de Cangas, en el marco de las Jornadas Mujeres en Acción. En aquel entonces, parecía que iba a ser algo efímero. Sin embargo, ahí siguen una década después, recorriendo el país de lado a lado. Nuestras tres protagonistas desparraman su música y sus cantos en los más diversos escenarios: eras, robledas, atrios, establos, ferias, plazas, carpas, teatros y auditorios.
As Fillas Bravas son tres mujeres mayores (Isaura, Benedita y Dosinda) que viven en Momán, una aldea ficticia, pero en la que todo es posible. En el mundo real, As Fillas Bravas son una creación de Chévere y de las actrices Patricia de Lorenzo, Arantza Villar y Mónica García. Además de ser las pregoneras de la 42 edición, representarán la obra “As Fillas Bravas de Momán” y presentarán el libro que lleva el mismo nombre por título.
• As Fillas Bravas se dan a conocer hace una década precisamente aquí en Cangas. ¿Qué recuerdos guardáis de esa actuación?
Estrenamos en la Salasón. Era 2014 y aun no había pasado tanto tiempo del cierre de la Sala Nasa y fue imposible no reconocer un parecido entre el ambiente de la Salasón y el de la Nasa. Eso hizo que nos sintiéramos como en casa. Pero los nervios estaban muy presentes. Dosinda temblaba muchísimo y no era por el párkinson. Aun no teníamos mucha mano para hacer toda la caracterización de los personajes, menos mal que vino Fany para ayudarnos. Al finalizar la función, entrando en el camerino, estábamos sorprendidas de la buena acogida que había tenido, porque la obra estaba orientada a público joven y aquella noche en la Salasón la media de edad era mucho más alta.
• ¿Qué supone para vosotras ser las pregoneras de esta 42 edición de la Mostra?
Para las Fillas Bravas es un orgullo tener que venir desde Momán, que no es poca cosa, para ser las pregoneras en Cangas. Nadie esperaría que tres mujeres mayores de aldea fueran llamadas para abrir esta fiesta del teatro. Pero aquí estamos y lo haremos como mejor sabemos. La verdad es que ya nos tocaba hacer el pregón el año pasado, pero no pudimos porque tenemos una agenda que es un horror, y este año con el tema de las Letras Galegas había que hacerlo como fuera.
• ¿Cómo nace la idea de As Fillas Bravas?
Pues mira, nosotras por aquel entonces, sería 2010, hicimos una obra protagonizada por una mujer que sufría violencia machista, era una cantante de pachanga que venía a dar un recital matutino dirigido a público joven. Funcionaba muy bien, provocaba una empatía muy radical del público, sobre todo de las chicas. Pero muchas veces después de la función el profesorado nos decía que estaría bien buscar referentes de mujeres no victimizadas, mujeres fuertes y empoderadas. Y de esa sugerencia nacen As Fillas Bravas, a la búsqueda de mujeres autónomas y seguras de sí mismas. Fuimos a encontrarlas en una aldea remota.
• Se trata de una de las obras más reconocidas y representadas de Chévere. ¿Cuál creéis que es el secreto de la buena acogida de este espectáculo?
Es una obra radicalmente simple, se hace con tres panderetas y tres sillas, no necesita nada más, ni luces, ni escenografía, si me apuras no precisa ni escenario. Eso hace que todo el peso de la obra recaiga en los personajes y en el trabajo de las actrices para construirlos. Y ahí está la clave, o el secreto si lo prefieres llamar así. En la capacidad de generar empatía en el público, en el hecho de que cualquiera puede reconocer en esos personajes a su madre, su abuela, a una tía o a una vecina. Y además, son personajes que siempre sorprenden por la contundencia con la que transmiten lo que piensan y lo que hacen.
• As Fillas Bravas es fruto de un trabajo de investigación sobre el papel de la mujer en la sociedad a través de nuestro cancionero popular. ¿Hicisteis algún descubrimiento que os sorprendiera?
Queríamos que estas mujeres fueran cantadoras y pandereteras. Mostrar que tienen una cultura muy profunda, aunque la suya no sea una cultura escrita sino de tradición oral. La oralidad que les permitió conservar y transmitir una lengua de por sí. Ahí empezamos a trabajar con cancioneros que recopilaban coplas que ya se cantaban a mediados del siglo XIX, siguiendo las huellas de cualquier temática relacionada con las mujeres. Y fue sorprendente encontrar un repertorio tan amplio y comprobar que las coplas hablaban abiertamente de la sexualidad de las mujeres, de la masturbación, de la regla, de las relaciones sexuales dentro o fuera del matrimonio… Y, por supuesto, también de la violencia que sufrían, de acoso y violaciones y de la respuesta que le daban, de la solidaridad y de las denuncias.
• ¿Qué roles femeninos aparecen reflejados en estas coplas?
Lo que más nos sorprendió es que muchas veces las mujeres aparecen retratadas en las coplas fuera de los roles que se le suponen en una cultura tradicional. Son mujeres afirmativas, sin miedo, que ironizan, cuestionan y critican la dominación y violencia que ejercen los hombres.
• El hecho de ser las protagonistas tres mujeres, ¿despierta algún tipo de prejuicio entre los hombres a la hora de ir a veros?
Ellas no despiertan prejucio ninguno entre los hombres y si hay alguno que los trae da casa es seguro que sale sin ellos al acabar la función.
• ¿Qué va a ver la gente que asista este domingo a vuestro pregón?
Tres mujeres reivindicando el poderío de una cultura oral que creció entre arrullos, trabajos y padeceres.
• ¿El feminismo con humor entra [mejor]?
Mejor hacer entrar las cosas con humor que con calzador y el feminismo también. Aunque de tanto repetirlo podemos convertir en un tópico eso de que todo entra mejor con humor. No todo humor es el mismo y nos gusta pensar que nuestro humor, como decía Castelao, “no es para quien acepta lo que ya está aceptado y solamente aplaude lo que ya está aplaudido.”