Hablamos con Fran Paredes horas antes de dar el pregón de la 38 Mostra Internacional de Teatro Cómico e Festivo de Cangas. Con los nervios propios de la situación y con la responsabilidad añadida de hablar ante un público lleno de caras conocidas de vecinos, familiares y amigos, este actor morracense nos habla de teatro y de esta evento.

-¿Qué sentiste cuando te llamaron para ser el pregonero de esta Mostra?

Un torrente de cosas. En un principio, sentí muchísima emoción. Para mí ser o pregonero de la Mostra es algo con lo que, sinceramente, no contaba de momento. Con la cantidad de gente que hay por Galicia que podía estar ahí y que, sin embargo, me invitaran a mí, me dejó a partes iguales helado y ardiendo.

Inmediatamente después me vino a la cabeza Xosé Manuel Pazos... Esta va a ser una edición muy delicada y no sabía qué escribir, qué decir, qué hacer. Sentí un torrente de emociones tremendo. Pero, sobre todo, un enorme orgullo y un honor.

-Después de año y medio de importantes limitaciones y restricciones, cómo notas los ánimos?

La gente está ávida de teatro. Hay una necesidad tremenda de cultura, de música y de cualquier evento. Y la Mostra de Cangas es absolutamente necesaria todos los anos. Se cuadra, esta año más todavía. En parte, por todo lo que llevamos vivido por culpa de la pandemia, pero también por celebrar la figura de Xosé Manuel Pazos.

-¿Cómo es la relación entre Cangas y el teatro?  

Es evidente que en todo O Morrazo, en Moaña, en Cangas y también en Bueu, hay una cantera importante de gente del teatro. Seguramente esta situación estará propiciada por factores históricos, demográficos, sociales, sociodemográficos,... Lo cierto es que este es un pueblo, una comarca, en la que hay un germen de cultura en todos los sentidos. También a nivel de asociaciones y de movimientos culturales. La gente de O Morrazo goza de la cultura de una forma muy intensa y especial.

-Como actor y amante del teatro, ¿cómo valoras el trabajo de la MITCFC?

Con las condiciones existentes, para sacar adelante esta Mostra se hace un esfuerzo tremendo. Hay una gente maravillosa detrás cada año buscando y luchando por hacerlo lo mejor posible. Ahora mismo, la programación es maravillosa, con compañías nacionales, internacionales y gallegas, con cursos, jornadas y espacios alternativos. Son diez días fantásticos para disfrutar del mejor teatro.

 -¿Cómo sale la cultura, y las artes escénicas en concreto, de esta situación pandémica?

La situación de la cultura ya es de por sí bastante precaria en cualquier momento. Afortunadamente, en la actualidad, con las nuevas plataformas digitales, hay más oferta y demanda. Pero fue justo en ese momento con el gromo de trabajo, cuando vino la pandemia. Y ese fue un golpe tremendo para toda la profesión. Para los actores y actrices y para todo el personal técnico. Con toda la reducción de aforo y las limitaciones de movilidad fue muy complicado hacer nuestro trabajo. Ahora parece que la cosa empieza a moverse de nuevo.

-¿Es Fran Paredes un actor más de teatro, de cine, de televisión?

No tengo una predilección. Me encantan los tres formatos. Nací en el teatro, ahí es donde comencé a trabajar, pero el audiovisual también me enganchó mucho. Es un proceso de trabajo muy intenso. Son ‘máster’ pagados. Hace poco tuve la suerte de reencontrarme de nuevo con el teatro con la obra ‘El charco de Ulises’ del Centro Dramático Galego gracias a Santiago Cortegoso y a Marián Bañobre. Era ya una necesidad que tenía ahí. El proceso fue una maravilla. Un renacer. Ahora estoy en un momento en el que necesito teatro, con emociones más directas, con el público delante.

-¿Ya estás acostumbrado a actuar ante un público enmascarado?

Llega un momento en que, después de año y medio, incluso resulta brusco ver a gente sin mascarilla. Al principio, era muy extraño y hasta incómodo no poder ver las reacciones en sus caras, en su sonrisa. Ahora lo único que resalta son puntos blancos en todo el patio de butacas. Nunca te das acostumbrado del todo.